Capítulo 15
Cuando Maria llegó a casa, ya era de madrugada.
Vio que la luz del cuarto de Rosa aún estaba encendida, asi que decidió llamar a la puerta.
Unos segundos después, la puerta se abrió revelando dos rostros.
-¡Mama!
-Tia Maria.
Eran ya las doce, y sorprendentemente, Isabel, que normalmente se duerme después de cenar, aún estaba despierta.
-Isabel, ¿por qué no te has ido a dormir? ¿Estás aqui molestando a Rosa?
Isabel puchereó y abrió grandes sus ojos inocentes.
Rosa queria mostrarme fotos de cuando era pequeña y también algunos dibujos que hizo. Creo que Rosa dibuja muy bien, me quedé mirándolos y olvidé la hora.
Al oir a Isabel, María también se interesó y se unió a ellas para admirar los dibujos.
Aunque no era una experta, Maria pudo reconocer el talento natural de Rosa con solo una mirada, y no pudo evitar maravillarse.
-Rosa, ¿cuántos años has estado estudiando pintura? Dibujas tan bien, ¿has pensado en hacerlo profesionalmente?
Rosa sabia que si decia que si, María la apoyaria sin reservas.
Pero simplemente sacudió la cabeza suavemente..
–Solo dibujo para pasar el tiempo, nada serio.
Al escuchar esto, Maria suspiró con cierta decepción, pero no insistió.
–Pintar, una carrera que depende de la inspiración, puede volverse aburrida si se hace a largo plazo. No convertirse en pintora también està bien. ¿Tienes algún plan para el futuro? ¿Algún sueño?
Después de reflexionar un momento, Rosa respondió con seguridad.
-Quiero estudiar escultura.
-¿Escultura? Eso es genial, tienes tanto talento para la pintura que la escultura te será fácil. Entonces empieza por probar eso, apoyaré cualquier cosa que quieras
hacer.
Viendo la mirada tierna de María, y después de años de la muerte de sus padres, Rosa finalmente volvió a sentir el calor de una familia.
Se le humedecieron los ojos y asintió firmemente.
Isabel, al ver que Rosa estaba a punto de llorar, rápidamente tomó un álbum de fotos cercano y se lo pasó.
-Mamá, ¿esta en la foto eres tú? ¿Cuántos años tenías entonces?
Rosa había traido todas sus fotos desde la infancia para este viaje al extranjero.
Al ver estas fotos antiguas y amarillentas, Maria se llenó de nostalgia y comenzó a contarles muchas historias del pasado a sus dos seres más queridos
Mientras pasaban las páginas del álbum, al llegar a las fotos de María a los once años, solo quedaban unas pocas, y la mayoria eran fotos de identificación escolar.
La inocente Isabel miró las fotos y de repente planteó un tema inesperado.
-Rosa, ¿por qué en estas últimas fotos solo apareces tú?
Tanto María como Rosa guardaron silencio.
Al final, fue María quien cambió de tema.
–Cierto, Rosa, ¿cómo es que solo hay fotos tuyas? Hugo solía jugar contigo todos los dias, ¿no hay ni una sola foto con él?
Había muchas, muchísimas, pero todas las había tirado.
Rosa pensó esto para sus adentros, pero mostró una sonrisa forzada.
-El tío dijo que, como me iba a Nueva Zelanda y no nos veríamos, me dejara las fotos.
María, viendo la expresión de Rosa, pensó en Hugo.
¿Habían discutido por el tema de la inmigración?
¿Por qué parecía todo tan extraño?
María no pudo evitar sentir una leve sospecha y preguntó al pasar.
-¿Hugo ya se casó?
-Supongo que es mañana.
¿Mañana se casa?
Entonces, ¿qué hacía hoy en Nueva Zelanda? ¿No se iba a casar?
María se quedó perpleja.
Quería preguntar más, pero temia indagar demasiado en su privacidad, así que no preguntó más y regresó a su habitación con Isabel,