Capítulo 20
¿Se encontraron con Hugo hoy cuando salieron? No es de extrañar que hayan regresado tan tarde.
Un atisbo de sorpresa cruzó los ojos de María, quien no pudo evitar hacer algunas preguntas adicionales.
Isabel reveló de golpe lo que había ocurrido por la mañana.
Al principio, al mencionar el incidente en el agua, María escuchaba horrorizada, llena de ternor retrospectivo.
Luego, al hablar del almuerzo, Isabel no recordaba las palabras exactas, solo mencionó una o dos frases que recordaba, enfatizando la expresión de Hugo al hablar
–Cuando el tio le preguntó a Rosa si ya no quería volver a verlo, parecía que iba a llorar. Después mencionó algo sobre ser diez años mayor, que no había lazos de sangre y, finalmente, Rosa le deseó felicidad en su matrimonio. Entonces el tío terminó volcando la mesa, ¡qué miedo!
Aunque las palabras de los niños suelen ser directas, este relato de Isabel hizo recordar completamente a María.
Siempre le había parecido extraño que Rosa de repente aceptara ir al extranjero, extraño que Hugo la siguiera hasta el altar, extraño que estuvieran tan incómodos
al hablar.
Ahora finalmente entendía cuáles eran esas extrañezas que sentía.
Cuando hablaban el uno del otro, no parecían una pareja de “padre e hija” que se apoyaban mutuamente, sino más bien una pareja que discutía y se separaba.
Con la información proporcionada por Isabel, casi podía asegurarse de que la relación entre Rosa y Hugo había trascendido el ámbito normal de los parientes.
Esa conclusión hizo que un escalofrío recorriera el fondo del corazón de María.
Después de asegurarse de que Isabel estuviera bien cubierta por las mantas, subió al segundo piso y llamó a la puerta de Rosa.
—Rosa, dime la verdad, ¿aceptaste ir al extranjero porque Hugo se iba a casar?
Al ver a María preguntar con tanta seriedad, el cuerpo de Rosa se tensó instantáneamente.
—-Tía María, ¿por qué pregunta eso? ¿Ha dicho Isabel algo?
María la observaba en silencio, su tono lleno de preocupación.
-Solo responde a mi pregunta, ¿cuál es exactamente tu relación con Hugo?
Un destello de pánico cruzó los ojos de Rosa, quien bajó la cabeza y respiró hondo varias veces.
–La relación entre la identidad de tío y la de hija adoptiva.
Ella estaba diciendo la verdad.
Porque desde el principio, Hugo nunca cruzó la línea, rechazándola firmemente.
Sin embargo, María no lo creía.
Agarró la mano de Rosa, aconsejándola sinceramente.
-No tengas miedo, solo me preocupo de que cometas un error, por eso quiero entenderlo bien. Eres joven, hay muchas cosas que no has experimentado, yo si las he experimentado, y puedo ayudarte con cualquier duda que tengas.
Escuchando a María, Rosa también se sintió conmovida.
Quería decirlo todo, pero temnía que un lapsus causara problemas innecesarios a la familia Díaz y a la familia Torres, por lo que se mantuvo en silencio.
María, conocedora de su carácter, hablaba pacientemente con ella.
Cuando María mencionó a su hermano y cuñada fallecidos, Rosa finalmente habló.
-El tío ha sido muy bueno conmigo, el problema es mío, le dije que me gustaba cuando era joven, y él me reprendió, siempre tratando de corregirme. También fue cuando trajo a su novia a casa que entendí que nuestra relación solo podía ser familiar. Acepté tu oferta porque no quería molestar su vida matrimonial.
La sospecha se confirmaba, y María sentía una mezcla de emociones, suspirando profundamente.
-¿Entonces lo has superado?
Rosa asintió obedientemente, su tono era sincero.
-Sí, lo he superado, de ahora en adelante solo lo veré como a un tío, no tendré otros pensamientos.
Al oír esto, María finalmente se tranquilizó.